El boliche mecánico

Sutil homenaje a la obra de Kubrik y Burgess.
Sutil homenaje a la obra de Kubrik y Burgess.

 

Se nota que esta fue una de las primeras viñetas... ayyyy... simplemente pensaba en reformar a los emos torturando levemente sus pequeños y planos encefalogramas. Pero aún pica la curiosidad, ¿verdad? ¿Qué pasaría si realizamos un experimento en el que el bichete emo en cuestión ve tirada por los suelos su subcultura basurera y cochina, a ritmo de la música que más le gusta? ¿Se volvería loco? ¿Le explotaría la cabeza? ¿Se le rizaría el flequillo? ¿Echaría vómitos fecalizantes y esputos sangrientos? ¿Voy a ir a Hawaii?

Educación musical

Sobran las palabras... yeahhhh
Sobran las palabras... yeahhhh

 

Aquí comienza la brutalidad más metal y chunga contra los emos (no, no vale que hayáis visto palizas contra emos o hayáis sido partícipes en ellas, esto fijo que no lo habéis hecho nunca).

Bien, esta es un buen método para "explotar" la inteligencia de un emo: una buena base musical para su educación. Por cierto, sí, en el disco pone RAMMSTEIN, es que es muy difícil comprimir el nombre en un cuadradito tan minúsculo (hehehehehe... culo). Me da igual lo que digan muchos de esos chorribobis emos, en plan: "Oh, pero si a mí me gusta Rammstein", o bien "¡Rayos y centollos! ¡Pero si yo soy súper súper metal de la muerte y me encantan". Todo mentira. Trolas. Calumnias. Si los maromos de Rammstein aparecieran ante ellos, les aplastarían sin piedad. Y punto pelota.

    

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